Parte de 2: La estación se estaba ahogando en la niebla. Corrí más allá del banco cargado de equipaje para atraer al menos a un miembro de mi familia. Todos estaban rodando en bancos adyacentes, negándose a jugar conmigo mientras era el momento. Hasta ahora, tenía que acostarme debajo de los asientos de los diversos trenes con los que viajábamos. Cada vez que me regocijaba por salir a caminar, se movían conmigo hacia el césped más cercano y luego volvían a la máquina de moler. El viaje fue muy largo. Además, estamos al mediodía, para el mayor calor, durante tres horas en medio de los campos. Los bípodes lo llamaron fronteras, yo acoso a los animales. Admito que el piso era probablemente mejor que ellos. Y luego, finalmente, nos bajamos a la estación donde ningún otro tren estaba esperando. Pero todavía nos endurecimos, no sé por qué.
"¿Cuánto es?", Preguntó Dita con los ojos entrecerrados. ¡Es hora de tirarme un palo! Inmediatamente puse mi última captura debajo de su barbilla.
"Bessi, dame un respiro", me gruñó. Incliné la cabeza hacia un lado y la miré con tristeza.
"Sí, eres molesto", finalmente tomó un trozo de madera y lo arrojó al otro extremo de la plataforma de concreto. Corro tras él. Se puso de pie antes de que yo regresara. Dondequiera que vaya, la acompaño. Esta vez era solo una pequeña habitación en la esquina de un gran salón, sobre cuya entrada brillaba el letrero de neón BECLEAN PE SOMMES (al menos según la declaración del propietario). Antes de que regresáramos, los otros miembros de la expedición estaban de pie. Dicen que estaremos bien en un momento. Un poco confundido, me moví entre ellos, esperando que esta vez siguiéramos la caminata prometida.
Nada de nuevo. Decepcionado, me acurruqué debajo del asiento de otro tren. Este era especialmente fragante y extrañamente diminuto. Excepcionalmente, también me compraron un boleto de la guía, porque como dijo la dueña: "Aquí simplemente no se podía pasar por alto el abordaje del tren del perro". Y luego llegó el último. No fue más lejos, aunque quisieran, las serpientes de hierro, que se llaman huellas, se acabaron. Entonces, ¿dónde tienen tanta prisa? Al dar la vuelta al edificio que anunciaba la estación VISEUL DE JOS, prácticamente corrimos para tener que esperar una hora más a la vuelta de la esquina. Supuestamente en el autobús. Al menos lo conozco. El pub local todavía estaba cerrado debido a las primeras horas de la mañana, por lo que los propietarios honestamente me lanzaron la búsqueda que les traje. Una extraña pila de metal llegó unos quince minutos tarde. Así que el autobús definitivamente se ve diferente, pensé. Esta vez no evité la canasta. No importa, especialmente cuando sucede algo. Después de un tiempo infinitamente largo, durante el cual los bípedos debían caber en cuatro asientos con equipaje, llegamos al pueblo de BORSA. Qué sorpresa para todos cuando pasaban autos modernos y pulidos y los restaurantes se rajaban en las costuras. El dueño negó con la cabeza de manera incomprensible: "¿Por qué no conducimos también? Sería difícil que alguien nos robara nuestro cadáver aquí". Después de una breve degustación de la comida local, los bípedos se dispusieron a buscar más medios de transporte. Nos mantendremos en la carretera local durante un tiempo, pero solo un camino de tierra conduce a la rotonda y la parada es mala allí. A diferencia de los bípedos, definitivamente no me importa caminar desde el valle.
Descansé a la sombra y me aburrí, no valía la pena con una correa, y mis dueños se negaron a dejar ir. Es cierto que no vi demasiados perros y cuándo, por lo que en la cadena detrás de la valla. Tienen hábitos extraños. Duermo en casa en la cama y todavía no entiendo caminar con una correa hasta el día de hoy.
“¡Tenemos un paseo!” El abuelo Lada ya estaba lejos.
El propietario de quads está dispuesto a ubicarnos a la mitad del precio de un taxi. Al menos los hallazgos de Laďa. Me alegro por mi asiento debajo del asiento del pasajero mientras los propietarios están apretando los asientos traseros. El viaje puede durar para siempre. A mitad de camino, la dama comenta con entusiasmo una iglesia en la silla Prislop, como si ella misma la hubiera construido.
Bostezo molesto. Entonces el piso cobra vida debajo de mí. El carro tira y salta. Estoy adivinando este camino polvoriento. De hecho, después de unos minutos más nos detenemos. Fuera, por supuesto, primero. Un edificio moderno solo un poco nervioso en la carretera, pero tenemos tiendas de campaña, no nos preocupa. Así que hurra! La aventura puede comenzar. Y voy a encontrar un palo ...
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